TDAH Guía para padres.
Artículo elaborado por la Lic. en Terapia Ocupacional Valeria Morelli
El Trastorno Por Déficit de Atención con o sin Hiperactivdad (TDAH en español, y conocido por las siglas en inglés ADD o ADHD) es una condición médica que afecta frecuentemente a niños, adolescentes y en muchos casos persiste en la vida adulta.
Se pone de manifiesto desde el primer año de vida, aunque resulta difícil confirmar el diagnóstico hasta los 4 o 5 años de edad. Se trata de una enfermedad que encuentra su origen en la genética y es hereditaria.
Cuando hablamos de la hiperactividad en niños, a lo primero que se hace referencia es a la falta rendimiento escolar, pero es importante destacar que no sólo afecta el rendimiento escolar, sino que también crea dificultades en la dinámica familiar, las relaciones sociales y la conducta en general.
Diversos estudios indican que el TDAH se debe a un desequilibrio de los neurotransmisores cerebrales. Esta inestabilidad afecta las áreas responsables del autocontrol y de la inhibición del comportamiento adecuado.
Lo cierto es que en los últimos años se ha avanzado mucho en la comprensión del TDAH.
Este cuadro no puede ser reducido a un simple déficit atencional o a un exceso de movilidad. Hoy existe gran consenso: la alteración ejecutiva es el aspecto nuclear del TDAH.
Las Funciones Ejecutivas son el grupo de capacidades que nos permite autorregular nuestra actividad y pensamiento, establecer metas y organizar y secuenciar los pasos necesarios para conseguirlas de manera eficiente.
Estas son capacidades determinantes en la vida de una persona. Sin embargo, hasta hace poco sólo un pequeño número de padres o profesores conocían que el rendimiento académico, social o laboral dependía tan estrechamente de su estado. La sede de dichas funciones se sitúa en la corteza prefrontal del cerebro y hoy sabemos que estas áreas maduran hasta tres años más lentamente en los TDAH. Esto debiera ayudarnos a comprender por qué les cuesta tanto dirigir eficazmente su vida.
Los principales síntomas de una disfunción ejecutiva según Barckley son:
Carencias en memoria no verbal. Esto dificulta que aprendan de la experiencia y generalicen. Por eso caen siempre en la misma piedra, a pesar de sus buenas intenciones.
Carecen de lenguaje interno y esto les impide actuar coordinadamente y regularse.
Tienen problemas en la autorregulación emocional: con frecuentes altibajos en su ánimo, baja tolerancia a la frustración, pérdida del control y los problemas sociales.
Tienen dificultades para resolver problemas, planificarse y realizar acciones coordinadas para lograr objetivos
Los niños con TDAH son inteligentes, tienen aptitudes pero no las saben utilizar: Según Brown “a su cerebro le falta el director de orquesta”.
Falta de atención. Los niños que son desatentos tienen dificultad para concentrarse en una sola cosa y se pueden aburrir con una tarea en pocos minutos. Pero, en muchos casos, no prestan atención a aquello que no le es de su interés, en cambio a la TV o a la computadora sí, entonces este punto puede confundir a padres y docentes.
Hiperactividad. En algunos chicos, la inquietud motora, moverse constantemente o hablar sin parar interrumpiendo a otros es frecuente. Las personas hiperactivas parecen estar siempre en movimiento. No pueden sentarse ni quedarse quietas. Pueden precipitarse o hablar sin parar. Pueden ser bulliciosos o pueden tratar de hacer varias cosas a la vez, pasando de una actividad a otra.
Impulsividad. Se caracteriza por la incapacidad de controlar sus reacciones inmediatas o de no pensar antes de actuar. A raíz de esto, pueden emitir comentarios poco apropiados. Su impulsividad puede hacer que les sea difícil soportar los tiempos normales que requieren algunos hechos para desarrollarse, por ejemplo, esperar su turno para jugar, esperar la fila para pasar al pizarrón o contestar una pregunta antes de que terminen de formulársela.
Además, tiene dificultades para organizarse, pierde sus cosas, le cuesta trabajar con independencia, y no responde a órdenes o consignas.
Tratamiento:
El tratamiento es multidisciplinario, pero además es muy importante que el niño sienta el apoyo de la familia y de la escuela o docente a cargo. Dentro de este proceso, habrá métodos de autocontrol, análisis del comportamiento, buscar la manera ayudarlo a encontrar alguna actividad que sea atractiva y placentera para el menor a modo de estímulo y lograr disminuir los niveles de ansiedad .
Edades
1 a 3: No cumplen criterios diagnósticos. Son los llamados deambuladores .La inquietud con un sentido explorador es normal en esta edad. Ponen en juego el desarrollo de sus habilidades motoras y su curiosidad por el mundo que los rodea.
3 a 6: Si bien hay una prevalencia del 3% en esta edad (esto es, que un bajo porcentaje de niños puede cumplir con los criterios de diagnóstico), hay que considerar que cierta falta de atención y exceso de movimientos siguen siendo normales en los preescolares. Los niños que luego desarrollarán el cuadro completo de ADD, suelen tener un juego más ruidoso, no toleran la espera ni perder, pueden ser más explosivos o caprichosos que lo habitual.
6 a 12: Es el grupo etario de mayor prevalencia. Niños que durante su escolaridad primaria tienen un desempeño académico por debajo de sus capacidades, que no terminan sus actividades en el aula, sus carpetas están desordenadas e incompletas. Pueden contestar mal o desafiar al docente. Y si la inadecuación es extrema, terminan siendo rechazados por sus pares y por sus familiares.
13 a 18: Es imprescindible realizar un diagnóstico que diferencie la enfermedad de las características de impulsividad y oposición habituales en la
Estrategias para mejorar su funcionamiento
A este grupo de niños las cosas no les suelen ir bien. Es crucial ofrecerles experiencias de éxito. Para ello es obligado diseñar acciones que compensen la alteración ejecutiva. Estas son algunas pautas que puedan servir de guía.
1. Los niños con TDAH no tienen memoria de trabajo. Así que tienen grandes dificultades para regular su pensamiento y mantener la información en la mente, es fundamental externalizar su pensamiento. Para conseguirlo deberemos “hacerles hablar; pedirles que piensen en voz alta”, que cuenten qué deben hacer o qué hacen en cada momento. De este modo podrá trabajarse su lenguaje interno.
2. Les cuesta recordar datos relevantes y aprender del pasado. Podemos ayudarles. Utilizando recordatorios visuales, ponerlos donde puedan verse. Pero sobre todo diseñando entornos con rutinas muy marcadas donde sea fácil funcionar bien sin pensar mucho.
3. También tienen dificultades para actuar de forma reflexiva. Por eso es bueno ajustar sus actos a una secuencia: para-piensa-decide.
4. Les cuesta planificar y pensar en el futuro. Así que conviene desglosar las metas en pequeños pasos. También hay que enseñarles a organizar su trabajo y sus descansos; obligarles a planificar tareas, vacaciones, fechas de entrega. Enseñarles a usar la agenda. Dar tiempo antes de trabajar para organizar lo necesario y eliminar lo innecesario. Avisarles con tiempo de los cambios y de lo que sucederá al terminar.
5. Tampoco son conscientes del paso del tiempo, trabajar con relojes, temporizadores, cronómetros. Dividir tareas en partes, para que su atención se mantenga y no cometa fallos.
6. Les cuesta atender a lo relevante y resistir interferencias del entorno. Ayudarles dando instrucciones breves, claras y concisas; de una en una. Hacer que las repita oralmente. Alejar de su vista estímulos irrelevantes. En clase, que se siente en primeras filas si trabaja en grupo colocar donde no deba girarse para ver el pizarrón. No les permita escuchar música o la tele encendida mientras trabaja.
7. Tienen dificultades para establecer acciones coordinadas y pensamiento secuenciados. Por eso es necesario enseñar pasos para ejecutar tareas.
8. También les cuesta mucho regular la conducta. Por ello es bueno ofrecer entornos muy reglados
9. Tienen mucha dificultad para regular emociones. Se les puede ayudar con técnicas para canalizar ira o sobrexcitación. El teatro, yoga o meditación también han mostrado eficacia.
10. Y al carecer de lenguaje interno, también presentan dificultades para automotivarse. Todos necesitamos motivación. Para ayudarles es bueno reforzarles de forma visible y externalizar logros mediante registros. Incentivarlos “Muy bien, seguí así”.
Puede ser que muchos niños con TDAH tengan buen rendimiento escolar o laboral. Pero que logren una vida plena dependerá sobre todo de que consigan controlar sus síntomas disejecutivos. Es necesario tener mucha paciencia, ánimo y sobre todo, mucha constancia.
El tratamiento es multidisciplinario, pero además es muy importante que el niño sienta el apoyo de la familia y de la escuela o docente a cargo. Dentro de este proceso, habrá métodos de autocontrol, análisis del comportamiento, buscar la manera ayudarlo a encontrar alguna actividad que sea atractiva y placentera para el menor a modo de estímulo y lograr disminuir los niveles de ansiedad .
Edades
1 a 3: No cumplen criterios diagnósticos. Son los llamados deambuladores .La inquietud con un sentido explorador es normal en esta edad. Ponen en juego el desarrollo de sus habilidades motoras y su curiosidad por el mundo que los rodea.
3 a 6: Si bien hay una prevalencia del 3% en esta edad (esto es, que un bajo porcentaje de niños puede cumplir con los criterios de diagnóstico), hay que considerar que cierta falta de atención y exceso de movimientos siguen siendo normales en los preescolares. Los niños que luego desarrollarán el cuadro completo de ADD, suelen tener un juego más ruidoso, no toleran la espera ni perder, pueden ser más explosivos o caprichosos que lo habitual.
6 a 12: Es el grupo etario de mayor prevalencia. Niños que durante su escolaridad primaria tienen un desempeño académico por debajo de sus capacidades, que no terminan sus actividades en el aula, sus carpetas están desordenadas e incompletas. Pueden contestar mal o desafiar al docente. Y si la inadecuación es extrema, terminan siendo rechazados por sus pares y por sus familiares.
13 a 18: Es imprescindible realizar un diagnóstico que diferencie la enfermedad de las características de impulsividad y oposición habituales en la
Estrategias para mejorar su funcionamiento
A este grupo de niños las cosas no les suelen ir bien. Es crucial ofrecerles experiencias de éxito. Para ello es obligado diseñar acciones que compensen la alteración ejecutiva. Estas son algunas pautas que puedan servir de guía.
1. Los niños con TDAH no tienen memoria de trabajo. Así que tienen grandes dificultades para regular su pensamiento y mantener la información en la mente, es fundamental externalizar su pensamiento. Para conseguirlo deberemos “hacerles hablar; pedirles que piensen en voz alta”, que cuenten qué deben hacer o qué hacen en cada momento. De este modo podrá trabajarse su lenguaje interno.
2. Les cuesta recordar datos relevantes y aprender del pasado. Podemos ayudarles. Utilizando recordatorios visuales, ponerlos donde puedan verse. Pero sobre todo diseñando entornos con rutinas muy marcadas donde sea fácil funcionar bien sin pensar mucho.
3. También tienen dificultades para actuar de forma reflexiva. Por eso es bueno ajustar sus actos a una secuencia: para-piensa-decide.
4. Les cuesta planificar y pensar en el futuro. Así que conviene desglosar las metas en pequeños pasos. También hay que enseñarles a organizar su trabajo y sus descansos; obligarles a planificar tareas, vacaciones, fechas de entrega. Enseñarles a usar la agenda. Dar tiempo antes de trabajar para organizar lo necesario y eliminar lo innecesario. Avisarles con tiempo de los cambios y de lo que sucederá al terminar.
5. Tampoco son conscientes del paso del tiempo, trabajar con relojes, temporizadores, cronómetros. Dividir tareas en partes, para que su atención se mantenga y no cometa fallos.
6. Les cuesta atender a lo relevante y resistir interferencias del entorno. Ayudarles dando instrucciones breves, claras y concisas; de una en una. Hacer que las repita oralmente. Alejar de su vista estímulos irrelevantes. En clase, que se siente en primeras filas si trabaja en grupo colocar donde no deba girarse para ver el pizarrón. No les permita escuchar música o la tele encendida mientras trabaja.
7. Tienen dificultades para establecer acciones coordinadas y pensamiento secuenciados. Por eso es necesario enseñar pasos para ejecutar tareas.
8. También les cuesta mucho regular la conducta. Por ello es bueno ofrecer entornos muy reglados
9. Tienen mucha dificultad para regular emociones. Se les puede ayudar con técnicas para canalizar ira o sobrexcitación. El teatro, yoga o meditación también han mostrado eficacia.
10. Y al carecer de lenguaje interno, también presentan dificultades para automotivarse. Todos necesitamos motivación. Para ayudarles es bueno reforzarles de forma visible y externalizar logros mediante registros. Incentivarlos “Muy bien, seguí así”.
Puede ser que muchos niños con TDAH tengan buen rendimiento escolar o laboral. Pero que logren una vida plena dependerá sobre todo de que consigan controlar sus síntomas disejecutivos. Es necesario tener mucha paciencia, ánimo y sobre todo, mucha constancia.
Lic. Valeria Morelli
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Para contactarse con la autora, ingrese el siguiente formulario de contacto. Muchas gracias.
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